Los inviernos interiores

Hay un tiempo, en Tacna, dónde el frío es abrigador y es cómplice de las ideas más absurdas que uno en su enfermizo proceder pueda imaginar; debo decir que en estos meses nublados es grato caminar por estas lóbregas avenidas. Y meditar lo irremediable, porque perdida la esperanza la fe es fácil de olvidar; En fin, cuando no se tiene un horizonte a dónde andar la noción consume por dentro como la más dulce de las drogas; y todos los días me llaman Daniel, ese del cual no queda nada; creo por desinformación se abandonan las oportunidades y no hay tiempo para recorrer una vez más aquellos senderos; debo decir que cuando uno pierde la fe, si es que puede; el camino ha de convertirse en la más dulce y dolorosa de los senderos.